miércoles, septiembre 27, 2006

El muro

México se ha convertido en el primer país expulsor de migrantes, tal vez porque es el único país “subdesarrollado” que comparte una frontera tan larga con la economía más grande del mundo!... Sin embargo, la migración, reflejo de las desigualdades sociales entre países en vías de desarrollo e industrializados, es un problema que afecta todos los días en diferentes partes del mundo a miles de personas que arriesgan su vida para buscar mejores oportunidades.

Oleadas de africanos “amenazando” las costas de la gran canaria, centroamericanos extorsionados y maltratados en su paso por México para llegar al sueño americano, “mojados” asfixiados y abandonados en el desierto…
en fin, la lista sería interminable.

Lo que sería el 5to país del mundo con 190 millones de habitantes, son ahora las personas migrantes…. Ante el incremento sostenido, cada vez más, los gobiernos de los países receptores endurecen sus políticas con los “sin papeles”. Un problema que a menudo se usa más como una estrategia para ganar votantes. Lo vemos en Francia con Le Pen y por supuesto en Estados Unidos y las próximas elecciones del 7 de Noviembre.

Para Estados Unidos (y su paranoia) la migración es una cuestión de seguridad nacional, sobre todo después del 11 de septiembre. Como se cuela un indocumentado, se cuela un terrorista…
(Y la pregunta de siempre: por qué no hacen un muro en la frontera con Canadá?... ) de ahí no los sacas…y bueno, su radicalización, que a veces parece caer en lo absurdo se escucha, se ve, se lee. Pat Buchanan ha publicado un libro: “state of emergency”, (que se vende como pan caliente), en el que recuerda con nostalgia la América blanca… ‘The Country I Grew Up In’ Was ‘89 or 90 Percent White. I Like That Country’ (chale!)

A grandes rasgos son los demócratas los que abogan por una “reforma integral” y los republicanos buscan criminalizar a los indocumentados.

Las últimas propuestas: muros!.. un muro virtual, conformado por más de 800 (mil) torres con cámaras de vigilancia y sensores de movimiento (y pobre del perro que se le ocurra pasar) y un muro físico de un poco más de la tercera parte de la frontera…Los costos asociados a la contención de migrantes se acercan a los mil 200 millones de dólares y como hay simpatizantes, hay pesimistas que creen que la migración no parará… (y mientras más personas mueren)

El problema migratorio es un problema compartido, que no se acabará con un muro, ni se acabará mientras no se cierre la brecha salarial y las enormes diferencias entre México y Estados Unidos. Lo único que ocasionará el muro es que se eleven los costos y que el cruce de migrantes se desplace a zonas más inhóspitas y alejadas de las poblaciones…

No hay una respuesta correcta. Sin embargo, ser indiferentes o apáticos (Fox… a pesar de su “whole enchilada”) y tener una visión de corto plazo, hará que sigamos arrastrando el problema….
El problema migratorio es uno más de los grandes retos que enfrenta el nuevo gobierno… hay muchas expectativas, muchas dudas, muchas ideas…

El 7 de octubre hay una serie de talleres académicos sobre migración en la ibero (gratis…) si quieren caerle son bienvenidos. Hay que inscribirse, si alguien está interesado, mándenme un mail (yolotlahtoli@gmail.com) y les mando el programa y los talleres que va a haber…
van a estar buenos! y creo que es un tema que merece nuestra atención...

jueves, septiembre 21, 2006

Democracia de mentiritas

México SA
Carlos Fernández-Vega
FMI: democracia de mentiritas II
Hacienda, manipuladora II

El presidente del Banco Mundial, Paul Wolfowitz, durante su intervención en la clausura de la asamblea anual de gobernadores del Fondo Monetario Internacional (FMI), en Singapur. Escucha Rodrigo Rato, director gerente del FMI Foto Reuters
Fue tal la alegría que en ella provocó la decisión del Fondo Monetario Internacional, que la Secretaría de Hacienda no sólo "olvidó" detallar el verdadero peso específico del "aumento" del voto mexicano en el seno del organismo financiero (de 1.2 a 1.4 por ciento del total), sino que dejó en el tintero una información fundamental para quienes pagan los festines, aunque nunca sean invitados, es decir, los contribuyentes.
¿Cuánto le costará a los mexicanos el nuevo "logro" del gobierno del "cambio"? ¿Cuánto el "aumento" del poder de voto en las decisiones del Fondo Monetario Internacional? ¿Cuánto, pues, el regocijo que en Vicente Fox y Francisco Gil Díaz provoca jugar a la democracia de a mentiritas?
A la jubilosa Secretaría de Hacienda no se le hizo pertinente mencionar que nada, absolutamente nada es gratuito en el Fondo Monetario Internacional. Por ello, el "reconocimiento" a la "importancia y el peso de la economía mexicana" costará a los que pagan impuestos la friolera de 836.25 millones de dólares (algo así como 569 millones de derechos especiales de giro, la "moneda" del FMI), una cifra que traducida a pesos se aproxima a los 9 mil 200 millones. Lo anterior, sin considerar los cerca de 3 mil 800 millones de dólares (2 mil 585.8 millones de derechos especiales de giro) que dan cuerpo a la "cuota" que mantiene el gobierno mexicano en el Fondo Monetario Internacional.
Para dar una idea, esos 9 mil 200 millones de pesos que costará comprar el "reconocimiento" del FMI se comparan con los siguientes presupuestos autorizados para 2006: apoyar acciones para el desarrollo social y urbano en zonas urbanas marginadas, 2 mil 60 millones (4.46 veces menos que la jugada de Paco Gil); Programa Sectorial de Vivienda, 3 mil 586 millones (2.56 veces menos); desarrollo regional, 5 mil 739 millones (40 por ciento menos); generar empleo temporal con recursos públicos, 150 millones (61.3 veces menos); apoyo a proyectos sociales y productivos de combate a la pobreza en coinversión con gobiernos locales, organizaciones sociales e instituciones mil 39 millones (8.8 veces menos) y Liconsa, con sus 200 millones de litros de leche para la población de escasos recursos, 6 mil 178 millones (33 por ciento menos).
Todo indica que Paco Gil convenció al inquilino de Los Pinos sobre la "importancia" que para México representaba un "aumento" de dos décimas de punto porcentual (de 1.2 a 1.4 por ciento) en su poder de voto en el seno del FMI, y que pagar alrededor de 9 mil 200 millones de pesos realmente era una bicoca comparado con el éxito que se alcanzaría, aunque ello implicará reforzar la política de enfrentamiento con los países latinoamericanos y de sobajamiento con los güeros del norte.
¿De dónde saldrá el dinero para pagar la "confianza" y el "reconocimiento" del FMI "a la importancia y el peso de la economía mexicana", como asegura Hacienda? Si no es de los excedentes petroleros -tan guardaditos, tan invisibles, pero tan utilizados para embellecer los "logros" del "cambio"- o de las reservas internacionales del Banco de México, entonces tendrán que sacar la tijera y recortar los presupuestos de las dependencias públicas.
Por ejemplo, y para evitarse mayores vueltas, podrían acabar con el de la Secretaría de Seguridad Pública (federal), que prácticamente es igual (9 mil 272 millones de pesos contra casi 9 mil 200 millones) a lo que el gobierno mexicano pagará por jugar a la democracia de a mentiritas en el casino del Fondo Monetario Internacional. O el de la Secretaría de Marina (9 mil 163 millones), que después ni para gasolina tiene.
De no ser así, podrían desaparecer el presupuesto del Consejo Nacional de ciencia y Tecnología (8 mil 859 millones de pesos), aunque les faltaría cerca de cuatro por ciento de ese monto para completar. Otra alternativa es nulificar el presupuesto autorizado al Poder Legislativo (6 mil 914 millones de pesos), aunque en Los Pinos no deben olvidar que el juego de la democracia de a mentiritas en el FMI y la "confianza" que el gobierno federal compró en el organismo financiero tienen que ser "ratificadas" por dicha instancia, de tal suerte que sería peligroso aplicar la tijera en esta zona.
Un funcionario del FMI, citado por la agencia Notimex, resumió el referido "aumento" del poder de voto: "no existe tal cosa como una comida gratis; sentarse a la mesa cuesta", aunque no se coma. Y el gobierno mexicano está dispuesto a pagar lo que sea, a sacrificar recursos públicos que bien podrían destinarse a renglones productivos o a los sectores sociales más desprotegidos, porque supone que con decisiones como la señalada se embellece el rostro, cuando en realidad no hace más que dilapidar los siempre escasos recursos públicos.
Cuatro mil 600 millones de pesos por décima de punto porcentual de "aumento" en el poder de voto y anunciarlo como un "logro" más del "cambio" no sólo es jugar a la democracia de a mentiritas, sino un atraco al erario.
Las rebanadas del pastel:
¿De a cómo la botellita de coñac, mi cardenal precioso?

Cuando se quiebra el alma...

De parte de la comadre Maria transmitiendo desde Puebla...

María Eugenia Sánchez Díaz de Rivera

Cuando se quiebra el alma
El Círculo

Pensaba dedicar este artículo a la forma "políticamente correcta" como se expresó el Secretario de Gobernación Carlos Abascal, una forma propia del manual de Carreño, cuando entrevistado al final del No-Informe, decía dulcemente que hay que apelar al diálogo político, que hay que prever la aplicación de la ley, que lo que importa es la legalidad y las instituciones. Curiosamente, en ese mismo momento en el "súper" en movimiento de la TV se leía "El IPAB defiende el rescate bancario", después de una investigación que no encontró responsables del atraco mayor de las últimas décadas, obviamente "legal" e "institucional". Añadía Abascal que si el PRD seguía así se le quitaría el registro, que el 1o. de septiembre se hará lo que haya que hacerse.

Después pensé en hablar de Emilio Gamboa Patrón - quien por cierto, aparece en el libro de Lydia Cacho- , que muy "legal e institucionalmente" quedó de presidente de la Junta de Coordinación Política del Congreso, y que con un lenguaje oportunamente modulado, casi tierno, nos recordaba que el PRI es quien ha mantenido la paz, el crecimiento económico y la preocupación social, y se mostraba molesto de ver cómo se peleaban PRD y PAN.

De los representantes de los partidos que tuvieron tiempo de presentar su posición ante el Congreso no pensaba hablar, porque al final del evento ya pocos nos acordábamos de ellos ni de lo que habían dicho: que si "los verdes" comprometían todos sus votos en las decisiones que llevaran a la competitividad, la modernización, la generación de empleo y el desarrollo sustentable, como si entre esas cuatro variables no se dieran tensiones y hasta oposiciones severas; o a la vehemente priista que quería, a base de enjundia, hacernos creer que el PRI se está renovando, o a la representante de Alternativa Socialdemócrata y Campesina, quien a través de un discurso bien articulado, dedicó un receta moral a todos los demás partidos.

Quería hablar de la sorpresa de ver la unidad, posiblemente efímera, entre los miembros de la Coalición por el Bien de Todos, la solidaridad de los de "dentro" con los de las calles.

Pero prefiero compartirles, tal vez en busca de terapia, todo aquello que me quiebra el alma.

Me quiebra el alma, primero que todo, ver como va in crescendo la desigualdad agraviante de nuestro país reforzada de clasismo y de racismo. ¿Cómo dialogar?¿Cómo tender puentes cuando esa realidad, sus efectos y la provocación violenta que significa, sigue sin tomarse en serio por quienes detentan el poder político, económico y mediático? Repito lo que ya dije en un artículo, este año estamos pagando a la deuda del ex FOBAPRA, o sea a los banqueros, 31 000 millones de pesos, y el presupuesto del Programa "Oportunidades" es de 36 000 millones de pesos. La dignidad de TODOS los mexicanos está en entredicho mientras ese modelo no se transforme de manera profunda. ¿Nos damos cuenta de que el diálogo es casi imposible mientras no se reconozcan esas condiciones?

Me quiebra el alma vernos orillados a tomar partido y posturas que no nos convencen plenamente, situación a la que nos han llevado la ceguera del poder, y la falta de cauce adecuado al dolor y al resentimiento de los humillados, dolores que no son de ayer.

Me quiebra el alma ver a un Presidente deteriorado que no pudo entrar al recinto del Congreso, persona de buena voluntad cuya torpeza, cuya esposa, y cuya sumisión al gran capital lo llevaron, nos llevaron a donde estamos.

Me quiebra ver a un López Obrador, que como decía un articulista, si hubiera utilizado el 10% de la energía y la convocatoria que está utilizando ahora, habría ganado la contienda ampliamente y no estaría desgastado dirigiendo un movimiento que no sabemos a dónde puede llevarnos.

Me quiebra el alma, me indigna, y considero que genera mayor violencia, el que Gobierno y PAN nos estén hablando a tiempo y a destiempo de la legalidad y las instituciones cuando tuvimos ante nuestros ojos una campaña siniestra que, entre otras cosas, empezó con el Desafuero, pasó por la aprobación de la ley Televisa y terminó con la negativa de contar voto con voto. La responsabilidad de esos hechos tendrán que llevarla a cuestas toda la vida los miembros del actual gobierno.

Me quiebra el alma que hablen de institucionalidad cuando dejaron deteriorarse el problema de Oaxaca por intereses arreglados "en diálogo político", cuando se aliaron con lo más ilegal y anti-institucional del PRI: Elba Esther Gordillo; y porque muy pronto se les olvidó el caso Lydia Cacho y entablaron diálogo amistoso con Mario Marín.

Me quiebra el alma que ya pocos se acuerden de los presos de ATENCO, y mucho menos de los orígenes de esos conflictos que desembocaron en una jornada de abusos inenarrable e impune.

Me quiebra el alma que entre familiares, colegas de trabajo, vecinos, nos estemos peleando, hiriendo y haciéndonos sufrir, porque la comunicación ya se quebró. La comunicación ya se rompió o está a punto de hacerlo, porque las circunstancias han llevado a que cada quien recicle cualquier tipo de información o de argumento en su propia lógica, que parte de principios o de deseos o de frustraciones o de intereses, o de todo a la vez.

Me quiebra el alma la impotencia que experimentamos para evitar algo que, como una sombra terrible se cierne sobre México: una guerra civil y/o una dictadura. ¿Cómo podemos evitar un desenlace de esa magnitud sin comprometer la lucha por la justicia y la dignidad? Esa es la pregunta, la principal pregunta que noche y día está instalada, no sólo en mi mente sino en ese lugar inaccesible del ser humano del que brota el dolor y también la esperanza.

domingo, septiembre 17, 2006

Política y Religión de neta neta !

La anécdota cuenta que estando Leonardo Boff en un Panel entre personalidades del mundo religioso, teniendo a un lado al Dalai Lama, no se aguantó las ganas de, en el receso, hacerle una preguntilla. Dice el teólogo brasileño que se acercó al Dalai y le dijo (con cierto chanfle):

- “Santidad, ¿Cuál es la mejor religión?

Dice que el Dalai hizo una pequeña pausa, dibujó en su rostro una sonrisa, lo miró directamente a los ojos y le dijo:

- La mejor religión es la que te hace mejor.

La respuesta deja perplejo a Leonardo y vuelve a preguntar:

- ¿Y qué es lo que me hace mejor?

Y el hombre de cabeza rapada, con el mismo gesto le contestó:

- Lo que te hace más compasivo, lo que te hace más sensible, más desprendido, más amoroso, más humanitario, más responsable… La religión que sea capaz de hacer eso de ti es la mejor religión.

Creo que tanto la verdadera religión, como esto de las opciones políticas, los parámetros para calibrarse van en este rubro, no por si gana o no tal partido o candidato de las propias preferencias. Me queda claro, este tiempo requiere de mucha autocrítica. No basta con la agudeza para detectar las burradas de las otras ofertas. Tampoco con saber darle un banderillazo al que hace alarde de triunfalismo arrogantes y soberbios. Ni con ser tolerante con los intolerantes.

Para como va la cosa, creo que no se trata de tragarse todo ni ver en blancos y negros. Creo que se trata de saber que ni mis opciones son buenas-buenas-buenas, ni la de los otros son malas-malas-malas. Y también, de hacer ver a los más radicalizados y fanatizados, que ni ellos son buenos-buenisísimos, ni los otros malos-malisísimos. Y, en esto de la tolerancia y el respeto, en este intento de dialogar de verdad, hay que pedir que a uno lo dejen pensar como uno ve las cosas, argumentando y exponiendo las propias ópticas, sin caer en descalifiques, pero haciendo ver al otro que respete los propios puntos de vista.

Y en resumen, independientemente de quien gane, lo que importa es que salgamos como país de los niveles de pobreza e ignorancia en que hemos permanecido, incluso con alternancia. Y como personas, lo que importa es que se nos agrande la capacidad de tolerancia, de respeto, de diálogo, que se nos ensanchen las ideas y el corazón, que seamos más sensibles –está cañón que más de la mitad de los mexicanos vivan en la pobreza y no nos demos cuenta-. Las ideas políticas que produzcan esto para cada uno de nosotros, esas serán las mejores para cada uno de nosotros. Diría Silvio en su Cita con ángeles al final: "seamos un tilín (aunque sea poquito) mejores, y mucho menos egoístas".

jueves, septiembre 14, 2006

Afortunadamente hay pocos, pero los hay, quien más que matraqueros de algún opción -o decepción- política, siguen tratando de dar perspectivas que aclaran y nos ayudan a entender las turbulencias ambientales. Va un textito:

El espíritu (enfermo) de nuestra democracia
Lorenzo Meyer


El miedo que se infundió en un amplio número de ciudadanos desde el gobierno pone a los mexicanos a temerle a la democracia. En un afán por proteger a los grupos de poder, podemos poner en riesgo la paz social
Hipótesis

Una democracia construida sobre la base del miedo no es otra cosa que miedo a la democracia. ¿Puede ser éste el caso de México? Niall Ferguson, el historiador de Harvard, explica algunos de los grandes estallidos de violencia regional en el siglo XX como consecuencia imprevista de la decadencia de los imperios y del miedo que eso genera. En efecto, la desintegración de una forma autoritaria de control inevitablemente produce reacciones de miedo entre las élites que hasta entonces se habían beneficiado de ese modo no democrático de gobernar. A los hasta entonces ganadores les invade un temor que puede convertirse en disparador de acciones mal concebidas que pueden desembocar no sólo en resistencia al cambio sino en tragedia, como ocurrió, por ejemplo, en India al momento en que los británicos se retiraron después de la Segunda Guerra Mundial. Pues bien, esta sencilla hipótesis puede adaptarse al caso mexicano y arrojar luz, no sobre una violencia que hasta ahora se ha evitado, sino sobre los orígenes del miedo, las resistencias y la crispación de ciertos grupos e intereses privilegiados que se niegan a modificar los viejos arreglos ("The Next War of the World", Foreign Affairs, septiembre/octubre, 2006).

La decadencia que se inició hace ya cuatro decenios en ese peculiar tipo de imperio hacia adentro que fue el largo régimen priista en México en el siglo XX, concluyó en el año 2000 con lo que parecía un cambio real de régimen. En el primer momento, no hubo reacción adversa de importancia de los grandes intereses creados durante la larga estabilidad autoritaria: empresarios nativos o extranjeros, sindicatos, alta burocracia, alto clero, Ejército, etcétera. Las clases dominantes no sintieron mayor temor porque, en esencia, el arranque de la democracia electoral mexicana resultó ser un juego muy seguro para ellas. Y es que, forzosamente, la contienda del 2000 tendría que concluir con una continuación del PRI, o con un gobierno encabezado por el PAN, pues la izquierda ya había perdido la fuerza mostrada en 1988, el año del gran fraude. En esas condiciones, quien fuera el ganador terminaría por apoyarse en la misma trama de intereses. Es más, Vicente Fox resultaba incluso una mejor opción porque daría la sensación de cambio y renovaría la legitimidad del sistema de poder y control pero mantendría el statu quo.

Seis años después la situación fue otra pues se había abierto de nuevo la posibilidad de un triunfo de la izquierda. Una izquierda no revolucionaria pero que podía afectar ciertos arreglos ilegítimos hechos bajo el antiguo orden y preservados por Fox. Una izquierda que mantendría el capitalismo pero que trataría de poner el acento en la disminución de la inequidad en la distribución del ingreso, en la mejora de la recaudación fiscal -un fisco que apenas recauda el 12 por ciento del PIB no puede hacer frente a los compromisos de la izquierda-, en su oposición a la privatización del petróleo y la energía eléctrica. En fin, que lo que no estuvo en juego en el 2000 sí lo estaba en el 2006 y eso alarmó y atemorizó a nuestras muy conservadoras élites empresariales, a la alta burocracia panista, a ciertos obispos, y a parte de lo que queda del antiguo régimen como el SNTE o ciertos gobiernos locales priistas.


La atmósfera del miedo

No se necesita ser un observador agudo para detectar que el temor mezclado con el enojo fue un componente central de la atmósfera que envolvió al proceso electoral adelantado. La defensa de los poderosos intereses creados ante la muy relativa amenaza de una izquierda no radical, empezó con el uso de los videos que pusieron en duda uno de los puntos fuertes del precandidato de la izquierda, Andrés Manuel López Obrador (AMLO): su honradez. Fracasado ese intento, se puso en marcha un "Plan B" -el desafuero- para, finalmente, tras otra frustración, apostar todo a un "Plan M": el del miedo.

Esta vez, la élite del poder, encabezada realmente por el presidente de la República y no por el candidato del PAN, logró su objetivo: transferir su temor a una buena parte de las clases medias e incluso a segmentos de las populares, mediante una bien diseñada y financiada campaña de angustia en televisión, radio, prensa e internet: AMLO presentado como "un peligro para México", como seguidor de los pasos de Hugo Chávez, como el que "te va a quitar tu casa", etcétera. La izquierda, de tiempo atrás confiada en las encuestas que aseguraban su triunfo, tardó en percatarse de los efectos de tamaña estrategia y cuando reaccionó, ya había perdido un tiempo y un espacio irrecuperables.

Todo esto, más una serie de maniobras el día de la elección que hoy se dejan ver en los votos que sobraron o faltaron en las pocas casillas que se han logrado abrir, la actuación electoral "profesional" del SNTE, de ciertos gobernadores del PRI y de las instituciones electorales, especialmente del TEPJF, que reconoció que hubo infracciones importantes a la ley por parte del Presidente y de empresarios pero que, concluyó, no podían medirse con certeza y por eso no las tomó en cuenta, terminaron por imponer a duras penas -por medio punto porcentual- el triunfo formal de una derecha autodenominada "pacífica" sobre una izquierda calificada por ella como "violenta".


Los efectos del espíritu del miedo

Michael Lerner, un rabino norteamericano empeñado en hacer frente a la derecha religiosa que hoy domina el debate y la política en Estados Unidos, interpreta el choque político y cultural de Occidente en los últimos milenios como una dicotomía: un enfrentamiento entre dos visiones del mundo y de la naturaleza humana, entre "la voz del miedo y la voz de la esperanza". Para este autor, en contraste con el "paradigma de la esperanza", el "paradigma del miedo" se nutre de una visión donde cada individuo está en lucha con el resto y donde la vida es vista como un combate de todos contra todos. Desde esta atalaya la seguridad individual, familiar, comunal y nacional, depende de imponer los intereses propios sobre los del resto, antes de que ellos se impongan sobre los propios. Para quienes se guían por esta visión, el egoísmo y no la generosidad es lo único que finalmente tiene sentido. En la práctica, afirma Lerner, es la derecha la que está mejor equipada para sacar provecho de un entorno donde el factor dominante es ya el miedo ("The Voice of Fear and the Voice of Hope", Tikkun, Vol. 21, marzo/abril, 2006, pp. 25-33). Lo anterior se aplica perfectamente al caso mexicano.

Un entorno donde domina el sentimiento de ansiedad y miedo -como fue el que crearon en ciertos sectores mexicanos la propaganda diseñada para el PAN por especialistas en campañas negativas como Dick Morris, norteamericano, y Antonio Solá, español (Proceso, 10 de septiembre, 2006)- bien puede afectar la capacidad de razonar, pues el temor lleva a que se dirija la atención colectiva a la supuesta amenaza y debilita la capacidad de asimilar correctamente la información. En ese ambiente, el individuo pierde capacidad de tolerancia, acaba por apoyarse en estereotipos y desarrolla animosidad a todo lo que es diferente. Tras revisar las últimas investigaciones en la materia, Leonie Huddy ha concluido que, por su naturaleza, el miedo tiende a perpetuarse, a retroalimentarse, especialmente si se fomenta por los medios de información y las dirigencias políticas ("Fear and How It Works: Science and the Social Sciences", Social Research, Vol. 71, No. 4, Invierno 2004, pp. 801-805). De nuevo, la generalización tiene su contraparte aquí y ahora.

Cuando el miedo político logra invadir partes fundamentales de la sociedad, la libertad simplemente se hace imposible y la violencia, dentro o entre las naciones, se convierte en un desenlace probable. En tal contexto, el mejor o único antídoto no es otro que una buena educación. Sólo esa educación y la información de calidad permiten a los ciudadanos llegar a ser realmente tales y actuar libres de prejuicios en vez de ser manipulados por quienes usan el temor como instrumento principal (Stanley Hoffman, "Thoughts on Fear in Global Society", Social Research, Vol. 71, No. 4, Invierno 2004, pp. 1023-1036). En este punto, el de la educación ciudadana, México tiene un gran flanco descubierto.

De persistir la atmósfera de temor y prejuicio que fue fomentada por y desde el poder en la campaña electoral del 2006, México va a vivir una democracia del miedo. Y eso es una contradicción insostenible, pues finalmente se trataría de un miedo a la democracia, una condena a mantener una atmósfera de tensión, de desasosiego, que bien podría acabar con lo poco ganado desde el 2000 y con la paz social.

El 16 de septiembre

Como es bien sabido, el movimiento de independencia empezó la madrugada del 16 de septiembre de 1810. Y, aunque la celebración de aquel día se cambió durante el Porfiriato a la noche del 15 de septiembre, para hacerla coincidir con el cumpleaños del General Díaz, el motivo de la conmemoración, no tuvo modificación alguna: celebrar el inicio del movimiento. Y por eso es que sale un títere al balcón, año con año. Se tira algunos gallos, grita varios nombres, menea una bandera y toca una campanita.

Sin embargo, el 27 de septiembre de 1821, fecha oficial que se tiene de la consumación del movimiento de independencia, no sucede casi absolutamente nada.

¿Y Luego? Si, como con todo movimiento histórico, se tiene fecha de inicio y de consumación, entonces ¿por qué preparamos toda nuestra parafernalia patriótica sólo para el 15 de septiembre?

Son este tipo “errores históricos”, lo que brinda aceite al mundo, permitiéndonos reinterpretar nuestra realidad, entendiéndola siempre, claro está, no como algo dado, sino como un constructo, algo que, al igual que nosotros, es simplemente, posibilidad. Con esto, no quiero intentar dar una respuesta a mi cuestionamiento, sino aprovecharlo para plantear una idea, para encontrar más lugares en donde anclar esta lucha, que ciertamente, debe ser una que no tenga fin.

Porque es claro que esa independencia nunca ha llegado, y el eco de la voz de aquel cura, que vivía movido por un ideal, ha dejado de rebotar en el tiempo. De él y de sus palabras, sólo nos queda, lo que un Estado débil y pedante, ha robado para fundir en un discurso, en el que yacen también, espíritus de otros hombres y mujeres que hablaban con el corazón en la mano. ¡Vivan los héroes que nos dieron independencia y libertad! Grita esa figura desdibujada que porta una banda de tres colores en el pecho.

¿Independencia? ¿De quién? ¿Del aparato corporativo extranjero que milagrosamente anuncia su profética aparición en nuestra tierra, cobijada por nuestro gobierno, para supuestamente librarnos de la miseria y la ignorancia? ¿Independientes del consumo cultural que es impuesto para mantener los pesos circulando, sin importar lo que esto refleje como construcción social?

¿Hemos conseguido librarnos de una clase política que ve hacia fuera para construir hacia dentro, ignorando lo que el pueblo en verdad desea? ¿Acaso nos hemos librado del yugo de esta oligarquía que subasta y subasta la estafeta de la carrera del poder?

El 16 de septiembre es símbolo de una lucha no concluida. Es una invitación urgente para continuarla, ensayando, haciendo propuestas y organizándonos, para que toda esa energía, finalmente desemboque en la construcción de un nuevo mundo, uno que permita la coexistencia de muchos otros.

¡Es tiempo de abrir los ojos y alzar la voz! Ya estuvo bueno de tanto baile y, como dice Café Tacvba, que no nos dejen bailar por nuestra cuenta.

martes, septiembre 05, 2006

Interculturalidad: Básquetbol: Se habla español...

Ironías de la vida, lo que no pudieron lograr en el Futbol –teniendo en su liga a los mejores jugadores y de los mejores clubes- lo conquistaron en el Básquetbol. Hoy, La Furia Roja es campeona del mundo.

En la cancha donde alguna vez fue imbatible el dream team, hoy se habla español. Más ironías de la vida. En Estados Unidos se impide que se sueñe en español, se lucha por que la educación no sea bilingüe, cualquier indocumentado o hispano con papeles tiene que hablar ingles y olvidarse de su lengua nativa. Pero así como esa lucha es perdida al imponerse la realidad -esa realidad que no respeta decretos-, lo mismo pasó dentro de las fronteras del Baloncesto –y no hubo policía fronteriza, border patrol, minute men, guardia nacional que lo impidiera-. En terrenos donde la altura predomina y donde por mucho tiempo imperó la lengua inglesa, el español se oficializó por segunda vez consecutiva. Primero fueron lo Argentinos quienes dieron la alternancia, ahora continuaron los Españoles. La globalización del básquetbol ha hecho que los mejores jugadores y equipos ya no sólo se den en Harlem o en las barriadas de Los Ángeles, hoy tanto en China, Croacia, España, Argentina, entre otros rumbos, se produce de lo mejor.

Si bien Grecia eliminó al equipo norteamericano en semifinales, en la final el país ibérico se aplicó. Incluso sin la presencia de Pau Gasol –jugador de los Memphis Grizzlies-, que permaneció en la banca pues se había averiado el pie en la semifinal contra la escuadra pampera –también los argentinos siguen siendo potencia en este deporte, junto con su maradona: Emanuel Ginóbili -. En el país en que se escribió aquél libro que habla de cómo un ingenioso hidalgo vence a molinos del viento, de ese mismo lugar, un paisano y desde la banca, venció a otros gigantes.

Y otra ironía de la vida, otra más: Pau Gasol (de 2.15 mts de altura ) y su hermano menor Marc Gasol (de 2.17 mts de altura), ellos nacieron San Baudilio de Llobregat, también llamado Sant Boi de Llobregat, pueblo cercano a Barcelona. Es decir, si a los hermanos Gason les preguntamos: "¿Vosotros sois españoles?", nos contestarían: "¡Joder, tío, somos catalanes!". ¡Dos emblemáticas figuras del equipo español campeon del mundo hablan catalán!
Upa España!
Pedón, Upa Cataluña!
.. por lo tanto, se modifica el título de este texto:

Básquetbol: Se habla catalán...

domingo, septiembre 03, 2006

Pinchi Fox, Chale!



Juan Villoro.
El piloto ausente


¿Con qué ánimo llega Fox a su último Informe? Una de las afecciones más comunes de los políticos es la paranoia. El presidente de México padece de la ilusión opuesta: la certeza de ser querido.

Este artículo no pretende desengañar a un hombre feliz, entre otras cosas porque nuestro dignatario no es muy amigo de la lectura. Semana a semana, los editorialistas le señalan fallos pero él se siente a todo dar. Cuando le preguntaron cómo pasaba los últimos días de su mandato, respondió sin vacilar: "Como un campeón". ¿En qué torneo triunfó? Vale la pena indagar las causas que animan a este hombre satisfecho de haberse conocido a sí mismo.

El primer enigma es que no le gusta su trabajo. Obviamente no puede decirlo, pues es de pésimo gusto salir con que no disfruta el destino para el que necesitó de tanto apoyo. Sin embargo, parece obvio que detesta cabildear para lograr acuerdos, carece de paciencia para los proyectos a largo plazo y no quiere arruinarse la tarde persiguiendo las tepocatas que prometió atrapar. Lo que sí le gustan son los actos públicos que le permiten abrazar chiquillos, chutar un pénalti (aunque lo falle), perdonar al escuincle que le puso cuernos cuando les tomaron una foto, comer una rica frijoliza en los rincones del país donde las tortillas saben más sabrosas.

Si una imagen captura sus anhelos es la del helicóptero que en los grandes fines de semana lo saca de la Presidencia para llevarlo al campo de sus caballos.

Desde que asumió su cargo, encontró otra forma de estar en campaña. El luchador carismático que utilizó un vocabulario destemplado para oponerse a los rateros del PRI, pidió perdón por sus ofensas al recibir constancia de mayoría. ¿Había nacido un estadista dispuesto a trabajar por encima de intereses partidarios? Niguas. El Presidente fue menos populachero que el candidato, pero descubrió que lo único divertido del Ejecutivo es el protocolo. Aunque no voté por él y repruebo su gestión, reconozco que ningún otro Presidente ha lucido tan natural montado en un triciclo o en un cebú. El atractivo bronco de su campaña se transformó en una fotogénica habilidad para mimetizarse con los más diversos escenarios, al modo de un personaje de alquiler que representa a un Presidente sin la molestia de tomar decisiones.

Fox domina el grado Zelig de la sociabilidad: le pones un salvavidas y parece capitán de barco; si pasa revista a las tropas, parece un curtido ex combatiente; con gorra de beisbol, parece un pelotero de la vieja escuela. La campechanería es su estilo de gobierno. Esto explica en parte la extraña valoración que sobre él arrojan las encuestas. Por más errores y dislates que cometa, un amplio sector de la opinión pública lo considera "simpático", "buena onda", "confiable". El último calificativo es un poco raro. En la misma encuesta donde la gente se queja de la inseguridad, la carestía y la falta de miras del país, Fox aparece como confiable, pues ha logrado el artificio de separar a su persona de su cargo. Mucha gente le confiaría su perro favorito. En cambio, resulta un exotismo asociarlo con estrategias económicas, planes de seguridad o tribulaciones geopolíticas. Si hay un cataclismo, muy pocos esperan que diseñe operativos de rescate. Lo suyo es decir unas palabras, con los ojos chicos que pone para las cosas graves, y asistir a la zona de desastre donde le tomarán fotos conmovedoras y se verá apuesto despeinado por un ciclón. El Presidente se ha concentrado tanto en ser mera apariencia que delega en su vocero la responsabilidad de comunicar la línea del Ejecutivo y corregir sus variopintos desastres coloquiales. En esta ventriloquia política, la declaración del vocero es más oficial que la del Presidente.

Es posible que después de sacar al PRI de Los Pinos pensara que había pasado a la historia antes de gobernar. El caso es que apenas quiso hacer algo más. Su irresponsabilidad fue más histórica que su triunfo, pero él está seguro de que no se nota. Por algo se mantiene en campaña permanente. En vez de luchar para que la democracia sea una forma de vida, decidió que el mejor método para enfrentar los problemas es olvidarse de ellos. Su legado es un país dividido. En muchas ocasiones se necesitó de su iniciativa, pero se hizo el despistado. Hace unos días comentó que Oaxaca tenía un problema regional; luego habló de la existencia de una guerrilla urbana. ¿Qué pasó en medio?, ¿cómo fue posible que eso ocurriera sin su intervención?

Fox se comportó como una reina de Inglaterra que gasta menos en sombreros. Una figura decorativa, aclamada en convites y meriendas, ausente en las decisiones de un país a punto de estallar por la desigualdad social.

Sin duda alguna leerá con aplomo lo que le escriban en su Informe. Si recibe algún insulto esto reforzará su atractivo personal. Cuesta trabajo creer que la transición a la democracia se haya banalizado de esta forma.

Fox subió con sus mejores botas al avión de la patria. Una vez en las alturas, se desesperó con las turbulencias, puso el piloto automático y se fue a ver la película en la parte trasera. Como sus actitudes sólo pueden ser canónicas, podemos imaginarlo bien. La nave avanza entre relámpagos mientras él bebe el refresco que una vez vendió. Parece un piloto jubilado indiferente a las bolsas de aire. Cuando el avión comienza a caer en picada, le pide a su vocero que tranquilice a los pasajeros. Luego regresa a la cabina y registra sus últimas palabras en la caja negra, un mensaje optimista y francote: "Nos dimos un guamazo pero estos aviones son una chulada".

Después de su último Informe, salta del avión en llamas y abre su paracaídas. Como en todas partes hay fotógrafos, es retratado mientras desciende, haciendo la V de la victoria. Poco después, cae sobre una choza y la destruye. De eso ya no hay fotos.




Denise Dresser
Nerón mexicano

Un periodista le pregunta a Vicente Fox cómo se siente al final de su sexenio. Y el Presidente responde: "Como un campeón, como todo un campeón, cerramos bien". El Nerón mexicano, contemplando cómo arde la ciudad, regocijándose con la belleza de las flamas mientras toca la lira. Diciendo que se siente "muy ligerito". Hablando, una y otra vez, del país perfecto gobernado por instituciones impolutas. Interviniendo, una y otra vez, con declaraciones que provocan en vez de reconciliar. Gritando "Viva, viva, viva" mientras México se encamina lamentablemente a una confrontación mayor sin solución evidente, sin final feliz. Y el responsable, en gran medida, de ese desenlace hoy lo celebra.

México está en marcha, dice el Presidente que contribuyó a paralizarlo. México está en paz, supone el hombre que lo recibió así pero no lo entregará de la misma manera. El conflicto postelectoral se reduce a una calle, afirma un supuesto hombre de Estado que no supo ni sabe cómo serlo. Actuaré cuando tenga que actuar, sugiere quien desde hace un buen tiempo ha minado el monopolio de la violencia legítima. El culpable de un momento histórico despilfarrado; el Presidente de un gobierno de transición desaprovechado; el artífice de un entrometimiento mediático en la campaña electoral, que lleva a demasiados mexicanos a cuestionarla. Regodeándose, congratulándose, alabándose a sí mismo cuando ha contribuido a producir la tensión que ahora ignora. Alguien cuyas acciones y omisiones crearon las condiciones para un incendio político que actualmente nadie sabe cómo apagar.

Si Vicente Fox hubiera emprendido la revitalización de las instituciones, AMLO no hablaría de refundarlas tajantemente. Si Vicente Fox hubiera apoyado la reforma del Estado, AMLO no propondría su destrucción. Si Vicente Fox hubiera gobernado en función del interés público, AMLO no fustigaría la imposición de los intereses privados. Si Vicente Fox no hubiera puesto a las instituciones al servicio del desafuero, AMLO no podría descalificarlas un día sí y al siguiente también. Si Vicente Fox no hubiera inundado al país con sus spots, muchos mexicanos no cuestionarían la equidad de la contienda ni exigirían su anulación. Si Vicente Fox no hubiera producido un vacío de poder, AMLO no podría llenarlo y para mal como lo hace en estos días. Uno cometiendo errores y el otro aprovechándolos. Uno barnizando con gasolina la puerta carcomida y el otro incendiándola. La causa y la consecuencia. El problema y el síntoma.

El movimiento contestatario y confrontacional que AMLO ha logrado armar existe -en buena medida- por todo aquello que Vicente Fox tendría que haber hecho y no hizo. Por todo lo que tendría que haber atendido e ignoró. Por todo lo que tendría que haber empujado y postergó. La necesidad de renovar el andamiaje institucional, en vez de sólo aplaudirlo. La necesidad de reformas que permitieran la construcción de mayorías legislativas estables, en vez de la apuesta a la colaboración ad hoc con el PRI. La necesidad de reformas que fomentaran la competencia en sectores cruciales, en vez de obstaculizarla como ocurrió con la ley Televisa. La necesidad de enfrentar a actores atrincherados en el mundo sindical, en vez de fomentar acuerdos subrepticios con ellos y después pagar el precio por ello. La necesidad de comportarse como el Presidente de todos, en vez de actuar a lo largo de la campaña como el principal porrista del PAN. Vicente Fox odia a Andrés Manuel López Obrador, pero ha contribuido a su existencia.

Por tantos errores cometidos, tantas oportunidades perdidas, tantas llamaradas alimentadas. Las ambiciones de Marta Sahagún y el tiempo que México perdió especulando en torno a ellas. La preocupación presidencial con la popularidad como un mecanismo de gobernabilidad. La obsesión por promover "las reformas estructurales que el país necesita" sin pensar en cómo construir consenso social o político para ellas. La aventura desafortunada del desafuero y la desconfianza entre la izquierda que tanto nutrió. La frivolidad, los excesos, la complacencia, la vida política del país conducida por alguien sentado en un balcón, abanicándose desde allí. Y que cuando finalmente actúa, lo hace de la peor manera. Con parcialidad. Con impericia. Entrometiéndose en una elección cuya defensa ha dificultado. Sacralizando instituciones que distan de ser tan perfectas como las presenta. De nuevo, ignorando la realidad que lo rodea mientras se dedica a alabarla.

Por eso ahora que llama a la concordia, muchos no quieren escuchar. Por eso ahora que convoca al diálogo respetuoso, muchos recuerdan cuando él mismo lo saboteó. Por eso cuando invoca el espíritu de concordia de Javier Barros Sierra, su propia hija rechaza la comparación. Por eso cuando dice que "no hay cabida para las imposiciones", muchos recuerdan las de Marta Sahagún. Por eso cuando argumenta que las leyes no pueden estar sujetas a caprichos o intereses personales, muchos recuerdan cómo lo estuvieron a lo largo del sexenio. Por eso cada vez que Vicente Fox habla del país de instituciones sólidas, muchos se preguntan dónde están. Más aún cuando el Presidente declara ganador claro -ante los corresponsales alemanes- a Felipe Calderón antes de que el Tribunal Electoral lo haya hecho. La Presidencia paralizada que después se convirtió en la Presidencia parcial y por ello ha perdido la capacidad para actuar como bombero. Para apagar fuegos en lugar de contribuir a su expansión.

Por eso es tan preocupante que insista tanto en ir al Congreso a rendir su último Informe, cuando bien podría enviarlo por escrito. Por eso es tan controvertido que se empeñe en dar el grito en el Zócalo, cuando bien podría hacerlo en Dolores. Por eso es tan delirante que algunos exijan que se comporte como un "auténtico jefe de Estado" con el uso de gases lacrimógenos. Por eso es tan peligroso que algunos pidan su intervención decidida mediante el uso de la fuerza pública, cuando ha demostrado su incapacidad para hacerlo sin violencia en otras coyunturas. Por eso es tan estremecedor leer lo que declara en una entrevista con The New York Times: "No puedo anticipar las cosas. Pero cuando las cosas sucedan, asumiré mi responsabilidad". Porque con ello, parece sugerir que su responsabilidad es dejar de tocar la lira y montarse en la tanqueta. Confrontar. Exacerbar. Satisfacer las demandas populares de contención y retribución. Actuar tal y como lo hizo Nerón con los cristianos después del gran incendio en Roma. Crucificando a sus adversarios para después terminar chamuscado por la violencia que desató.




Lorenzo Meyer
Los auténticos peligros para México


En este sexenio, los auténticos "peligros para México" no fueron tocados y sí, en cambio, siguieron avanzando
'Un peligro para México'

En buena medida, el éxito electoral del PAN en las pasadas elecciones presidenciales se explica por su decisión de no concentrarse en las ofertas propias -no tenían gran atractivo fuera de los círculos de derecha- y sí en crear una imagen negativa de su oponente de izquierda: Andrés Manuel López Obrador (AMLO). El punto culminante de esa estrategia fue el diluvio de spots televisivos que mostraron a AMLO como "un peligro para México". Esa campaña logró despertar o acrecentar los miedos y prejuicios conservadores que anidan en amplias capas de la sociedad mexicana. Así, por razones más negativas que positivas, Felipe Calderón recibió el voto de un buen número de centristas e indecisos, pero también va a recibir una lista de auténticos peligros para el país, pero acrecentados.

El calificativo de "peligro para México" se lo adjudicó el PAN a AMLO con base en argumentos falsos o con un sustento endeble, entre ellos, que el perredista recibía ayuda del presidente Hugo Chávez de Venezuela, que se proponía hacer de México una segunda Venezuela, que era un populista irresponsable, que sufría del "complejo de Mesías", que era autoritario, etcétera. No pudieron acusar al tabasqueño de corrupción pero explotaron al máximo los videos que les proporcionó el contratista Carlos Ahumada y donde se veía a un puñado de perredistas embolsándose dinero y al secretario de Finanzas capitalino apostando en Las Vegas.

Pese a todo, el acusado como un "peligro para México" logró el 2 de julio, según las nuevas cifras oficiales, 14 millones 679 mil 453 votos. Frente a lo acontecido, hay que retomar el concepto y analizar, con su ayuda, los verdaderos peligros para México y quién es el responsable de que así sea.

Prioridades invertidas

La Presidencia es una institución con responsabilidades en la mayoría de los asuntos relevantes de la vida pública: desde la conducción de la política exterior hasta el funcionamiento del correo. Sin embargo, un examen histórico de las presidencias -las de aquí o de cualquier otro país-, muestra que la atención y energía del personaje que ocupa temporalmente el cargo apenas se ha concentrado en un puñado de temas; el resto ha quedado a cargo de la burocracia. Las razones de esa concentración de la atención y energía presidenciales son las circunstancias y los intereses y prejuicios del mandatario en turno. Para Benito Juárez, las prioridades le fueron impuestas por eventos imposibles de controlar: las guerras civil y externa. Para Lázaro Cárdenas, lo importante fue lograr la modificación de la estructura social por la vía de la reforma agraria. Para Miguel Alemán, lo sustantivo fue inclinar el peso del gobierno en apoyo al gran capital para modernizar al país y para hacer negocios personales. La historia de los sexenios se puede hacer alrededor de los dos o tres temas que acapararon la atención y energía de cada administración.

Fox

Lograr la consolidación de la democracia política ganada en el 2000 al autoritarismo priista debió haber sido el rubro que concentrara el grueso de la atención, tiempo y energía del gobierno presidido por Vicente Fox. En el inicio, y no sin contradicciones, el Presidente pareció empeñado en hacer justamente lo que se esperaba de él, pero luego cambió.

Como bien señala Porfirio Muñoz Ledo (El Universal, 24 de agosto), a partir del 2003 la energía de "Los Pinos" se concentró en un objetivo que contenía elementos peligrosos para el adecuado afianzamiento del nuevo régimen: impedir por todos los medios el triunfo de la izquierda en el 2006. La gran campaña por cerrarle el paso a AMLO se inició con un absurdo proyecto para hacer a la esposa del Presidente la candidata del PAN. Luego se explotaron al máximo los videos que Ahumada proporcionó para acabar mediáticamente con el candidato natural de la izquierda. Más tarde, la Presidencia se empeñó a fondo en construir un camino que, suponía, habría de conducir al desafuero del entonces jefe de Gobierno y a su eliminación definitiva como candidato presidencial, camino que finalmente fue cerrado por una gran movilización ciudadana en contra. Cuando ya le fue imposible sostener las pretensiones presidenciales de su cónyuge, Fox se dedicó a armar una candidatura alternativa: la de su secretario de Gobernación. Cuando este empeño también falló, el Presidente, abiertamente, echó todo el peso de la institución en apoyo al candidato designado por el PAN: Felipe Calderón. Pasada la elección del 2 de julio, la energía presidencial se sigue invirtiendo en la misma obsesión suya y de la derecha: neutralizar a AMLO para convertirlo en un personaje con pasado pero sin futuro.

El peligro en torno a los verdaderos peligros para México

Una de las consecuencias de la decisión gubernamental de empeñarse abiertamente en cerrarle el camino de la Presidencia a la izquierda, fue hacer que ésta terminara por poner en duda toda la legitimidad del delicado entramado institucional de una democracia que, de tan joven, aún no echa raíces. Hoy el proceso político mexicano está marcado por la polarización, el agravio, la "resistencia civil pacífica" y la falta de acuerdos básicos entre la clase política. Y eso sí que es una amenaza mayúscula para México.

Obsesionado por su "reproducción" el Presidente descuidó muchas áreas de su responsabilidad, lo que facilitó el crecimiento de otros auténticos riesgos para el país. La lista de éstos es impresionante.

El sindicato de maestros ha servido a la perfección al proyecto reproductivo de Fox y del PAN, pero en la tarea fundamental de elevar la calidad de la educación, la alianza Fox-SNTE ha fracasado y en grande. El Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación acaba de comprobar que en el conocimiento de las matemáticas, el 51.1 por ciento de los estudiantes del tercer grado de secundaria simplemente está por debajo del nivel básico y el 32.7 por ciento lo está en relación al dominio de su propio idioma. Hoy, al cumplir sus 18 años, el 60.8 por ciento de los jóvenes mexicanos simplemente ya han abandonado el sistema de educación formal (Reforma, 25 y 26 de agosto). Ésos y otros indicadores apuntan en la misma peligrosa dirección: por la mala calidad de su sistema educativo, México no está en condiciones de competir y asegurar su salida del grupo de los países subdesarrollados.

Según datos del 2005 de la Office of National Drug Control Policy de Washington, las organizaciones mexicanas de narcotraficantes obtienen ingresos por 13 mil 800 millones de dólares anuales. Realmente es imposible saber el monto real de las ganancias de esa actividad criminal y bien pudieran ser superiores, pero de lo que no hay duda es del aumento de los asesinatos asociados al narcotráfico mexicano: el año pasado llegaron a mil 500 y en lo que va de este año ya superan los mil. Se trata de ejecuciones cada vez más sistemáticas y dramáticas: decapitaciones, asesinatos de jefes policiacos, de jueces y magistrados. Hoy ya hay quien afirma que México es víctima del narcoterrorismo (El Universal, 26 de julio). En suma, aquí se tiene otra auténtica amenaza para el país y donde la acción oficial dejó mucho que desear.

El sector petrolero es fundamental para México, pero la decisión de Fox de irse por la vía fácil y sustituir con los ingresos de Pemex los recursos que no pudo obtener mediante una reforma fiscal, ha llevado a que esa empresa estatal tenga que entregar al gobierno las dos terceras partes de sus ingresos totales (66 mil millones de dólares) que sirven para cubrir un tercio del gasto público. Esta política ha desembocado en un enorme endeudamiento de Pemex, y a no invertir en exploración y tecnología de cara al futuro. Todo esto ha ocurrido justamente cuando el rendimiento de nuestro principal campo productor está disminuyendo a un ritmo de 14 por ciento anual. La lista de peligros reales para México descuidados por el actual gobierno se puede alargar: un raquítico crecimiento del PIB y del empleo formal, el deterioro del medio ambiente, la impunidad de los "peces gordos" de la vieja y la nueva corrupción, etcétera.


Conclusión

La decisión del Tribunal Electoral de avalar el triunfo del PAN pareciera haber asegurado el éxito del empeño de Fox y los suyos por bloquear un triunfo electoral de la izquierda. La primera Presidencia del régimen democrático debió haber avanzado en la solución de los problemas históricos y en la consolidación de las formas nuevas, legítimas del quehacer político. En contraste, lo que hizo fue ignorar los grandes problemas sociales y agrandar las fracturas políticas. En fin, el legado del primer gobierno del régimen supuestamente democrático bien puede verse como una herencia de agujeros.

¿Fraude Electoral?

A pesar de que el señor López no era mi candidato… sí creo que haya habido fraude electoral. Si su estrategia política de los últimos meses y su plantón sean correctos o no, esa ya es otra historia.

En Estados Unidos, el centro de investigación económica y política ( Center for Economic and Policy Research) sacó un paper y ayer un comunicado de prensa en el cual argumentan (en base a análisis estadísticos) que es muy difícil pensar que no haya habido fraude electoral….


Acá les dejo el link, para que le echen un ojo y se den cuenta de que las razones por las cuales la petición del Sr. López de un recuento de voto x voto es válida. Según el análisis, la evidencia del recuento hasta el momento, además de darnos mayores razones para pensar que hubo fraude electoral, también nos da mayores motivos para hacer un recuento del total de las casillas.